lunes, 11 de noviembre de 2013

No puede ser posible.


No hay quien me cuide, quien piense en mis preocupaciones, me acompañe en mis ilusiones, mis sueños, mis deseos, mis anhelos. Me tranquilice en mis pesadillas, en mis dudas, en mis tristezas. Quien celebre mis aciertos, mis triunfos, mis metas, mis orgullos.

No tengo quien suspire al pensarme, imagine una instancia conmigo, quien extrañe uno de mis abrazos nunca dados, ni siquiera una mirada desolada.


No he conocido un ser que me acobije en la tristeza, en el dolor, la soledad. Quien re-fortalezca mis caídas, mis vergüenzas, mis torpezas. No hay quien tenga fe en mis actos, mi intenciones, mis propósitos, mis ideales.
No hay quien me haga sacar carcajadas, me quite el sueño, me perdone lo imperdonable, me bese aunque te enfades...

No hay nadie que pueda entender la compañía que pido en silencio, quien entienda mis caprichos, mis favores en silencio... No existe intención real alguna de que alguien quiera ser mi confidente, mi incondicional, mi 90 %.
Se ha hecho imposible encontrar, buscar, dar con ese ser tan especial. Tan mío, tan suya, tan nuestro...

Sería indescriptible definir nuestra personalidad, por que entre tú y yo, haríamos una. Somos. Estás.

Sé que necesitas uno de mis abrazos poco dados, sé que quieres que te acompañe a mirar las estrellas en el cielo de tu hogar como yo antes lo hacía a solas. Puedo regalarte sin condiciones mi confianza, mis caricias, mis besos. Compartir mis pocas alegrías, para que tú las compartas conmigo, y podamos crear un libro de sonrisas.

Cientos de veces te he escrito, y te sigo escribiendo, no sé cansarme de ti. Es incesable mi desapercibida intención de tenerte, casi obsesiva mi forma de sentir, de querer tenerte ahora y siempre.

No existe mayor celo que los tuyos (no hay comparación con uno de ellos). No ha existido quien me tolere más que tú.

Estás tú, y sólo tú. Por que no tengo ha nadie después de ti.
Después de ti, me encontraría vacía, sin palabras alentadoras, auto destrucción en un comienzo, dolor en el proceso, desilusión en un punto final.

Es que tengo pocas posibilidades de poder aferrarme a alguien después con lo distanciada que he sido.
Si apenas puedo acercarme. Si temo un "te quiero", pienso un beso, no regalo un abrazo.

No habría cavidad en mi mente por otro ser. Por que simplemente me he mal acostumbrado a ser dependiente, por  independiente que mi carácter sea.

He tenido que pedirte confianza, cuando no debería. He tenido que demostrar mi amor, cuando te lo he demostrado de uno u otra forma todos los días. Me has hecho sentir de una manera que no encuentro palabra, pero es frustran-te
.

Sé que podemos estar mal, o pudimos haber estado mal.
Éste es un llamado de aliento. Se aproximan 24 meses. En el cual aunque sé que esto un día terminará.
Habrán sido los mejores meses de relación que pudieron darme en mi adolescencia.

Es por eso que ahora yo te pido: Por todas ésas razones y muchas más. No seas así.
 No creemos inseguridad, donde no la tiene que haber. Eres lo que tengo ahora, y ahora importa. No quería llegar al punto de escribirte ésta carta, pero se ha hecho necesario...

Te amo de la manera posiblemente humana, en cada momento.
Cuando me enfado, cuando lloro, sonrío, duermo, pienso.
En la ducha, al comprar, de ida y vuelta al trabajo. A la subida y entrada de la casa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario